
1. Why (06:21)
2. Sister (Until We Meet Again) (05:50)
3. Words Are Just Words (07:18)
4. Public Enemy (04:13)
5. In God We Trust (04:31)
6. I Hate Therefore I Am (07:12)
7. March for Me, Die for Me (05:06)
8. Born to Lose (06:37)
9. Silence So Loud (04:47)
A la hora de buscar nuevas bandas que me resulten interesantes suelo utilizar criterios de lo más peregrinos y, en un verano de hace bastantes años obsesionado con el thrash metal, se me dio por escuchar todas las referencias que encontré de la americana Combat Records. Especialmente conocido por ser el hogar de los primeros Megadeth, los iniciados en la materia sabrán que el sello de Combat solía ser un sinónimo de garantía en lo que a speed y thrash metal se refiere. Y ahí aparecieron Cyclone Temple, autores de un par de interesantes (especialmente este primero) trabajos a principios de los 90 y que se descubrieron como dignos herederos de Znöwhite, banda que me resultaba más que familiar gracias a su recomendabilísimo Act of God de 1988.
Al hablar de thrash metal, las preferencias de la mayoría se concentran en el periodo de eclosión del estilo (85-88) cuando los muchachos ataviados con tejanos, hi-tops y chupas de cuero dejaron testimonio de su incontrolable ira juvenil. No es mi caso, yo siento una especial debilidad por ese momento en que todos esos iracundos mozalbetes alcanzaron su madurez emocional (y artística) y nos entregaron obras repletas de complejidad y profundos pensamientos como esos Coma of Souls, Cracked Brain, By Inheritance, Never, Neverland, Rust in Peace, Twisted into Form, No More Color, Persistence of Time, Victims of Deception, Insult to Injury, Absolute Power, Two Sides of a Coin, Deception Ignored... que a mí tanto me hacen gozar. Si tu eres de los míos, añade rápidamente a la lista este I Hate Therefore I Am de esta desconocida banda de Chicago.
Tras dejar la banda Debbie Gunn, de los también recomendables Sentinel Beast, en 1989, el resto de Znöwhite recluta a Brian Troch y deciden cambiar su nombre y desarrollar sensiblemente su estilo. Aún queda bastante del frenético, a la par que técnico, speed/thrash de Act of God, pero aquí su evolución camina en dos direcciones aparentemente divergentes. Si, por un lado, endurecieron su sonido con una producción más contundente y compacta, por otro profundizan en ciertas tendencias progresivas que tan sólo se encontraban esbozadas en el álbum de 1988, dando mucho mayor énfasis a un exquisito componente melódico.
Hay dos trabajos casi contemporáneos que me resultan muy apropiados como referencias para comprender un poco mejor la propuesta de estos Cyclone Temple en 1991. A pesar de no encontrarse en su mejor momento de popularidad y, seguramente, a nivel relacional, Anthrax entregaron su obra más madura en 1990 con Persistence of Time. Como todos sabéis, Joey Belladona fue poco después expulsado de la banda y sustituido por John Bush. Si te puedes imaginar ese álbum cantado por el ex de Armored Saint y le añades algo del aperturismo musical de Sound of White Noise, te acercarás bastante a la sensación que tengo yo al escuchar I Hate Therefore I Am. Ya en este mismo 1991, los californianos Heathen perfeccionaron el sonido de la Bay Area con la aportación de tendencias melódicas y progresivas a largas y elaboradas composiciones. De nuevo, un trabajo de thrash metal como este, donde cuatro de los nueve cortes superan ampliamente los seis minutos, debe tener mucho que ofrecer para no caer en el tedio más absoluto.
Desde la disciplina metálica de In God We Trust o Silence So Loud al crescendo progresivo de Why. Desde la épica inicial de Sister (until We Meet Again) a la armonía melódica de I Hate Therefore I Am y Words Are Just Words, estos 52 minutos son todo un ejercicio de heterodoxia sin salirse de los preceptos aceptables dentro de un álbum de thrash metal. Todo un ejemplo de cómo caminar de una relajada parte ambiental a una furibunda cabalgada con absoluta naturalidad y fluidez. La voz de Brian Troch es capaz de sonar tan entonada y melódica, como estridente y agresiva (se apoya mucho más en lo primero). Las guitarras de Greg Fulton transitan con comodidad desde el robusto riffeo heredero del Ride the Lightning al soleo más virtuoso o la acústica más delicada. Es particularmente llamativa la versatilidad (y el anonimato) de este guitarrista. No entendería que nadie medianamente amante del thrash metal con cierta dosis de amplitud visual y auditiva encuentre este cartesianamente titulado LP falto de interés, pero quien se aproxime a él buscando un Pleasure to Kill o un Reign in Blood será, sin duda, "víctima de la decepción". Cuatro cuernos incontestables por parte de este fan con humildes aspiraciones a reseñista.
- Brian Troch: voces
- Greg Fulton: guitarras
- Scott Schafer: bajo
- John Slattery: batería