
1. War (The Process)
2. The Saint
3. Rise
4. Take the Power
5. Breathe
6. Nico
7. American Gothic
8. Ashes and Ghosts
9. Shape the Sky
10. Speed of Light
11. True Believers
12. My Bridges Burn
¿El regreso soñado? Depende para quien. Para los que esperaban un trabajo emparentado con Electric o Sonic Temple seguramente no. Para quienes sabemos que The Cult jamás repite el sonido de un disco previo, la respuesta es sí, debido a innumerables cualidades que lo hacen especial e irrepetible, destacándose sobre todo el hecho de ser la propuesta más heavy y cañera que ha grabado The Cult a la fecha.
No se que música consumió el Sr Duffy en los 7 años que transcurrieron entre el disco de la cabra, la posterior disolución de la banda y este notable regreso. Lo que si se es que realmente lo influenció de una manera tal, que le hizo endurecer el sonido de su guitarra a niveles que jamás hubiese imaginado, componiendo unos riffs marcadamente metaleros más que rockeros, característica que se percibe desde el single presentación del lp, Rise, de crujientes guitarras y potente desarrollo.
El disco inicia con la demoledora War, que luego de su atmosférica intro desemboca en un gran riff, denso, profundo, abrasivo, que resulta perfectamente secundado por la contundente pegada de Matt Sorum. Puede que el sonido de la guitarra de Billy varíe de disco a disco, pero cada vez que este señor mete un punteo no quedan dudas que se trata de William Henry Duffy (Billy para los amigos), un músico que posee un estilo muy propio, repleto de melodía en cada una de las notas que toca.
Si Rise fue la elegida para presentar formalmente el disco en sociedad, Breathe lo hizo informalmente ante sus fans, ya que la dieron a conocer en la gira previa a Beyond, y ahora entiendo porque, es una excelente canción, que funciona muy bien en directo, de gran estribillo y con un buen cambio de ritmo a los ´2:48 que deja paso a un explosivo solo. Otro punto alto del disco es My Bridges Burn, el tema más rockero del álbum, una joya dedicada a su amigo y ex guitarrista de los Pistols Steve Jones. Y si hablamos de joyas jamás podría dejar de recomendar Speed of Light, nuevamente contundente, pero a la vez repleta de melodía y cambios de ritmo, un tema que posee excelentes arreglos y solos de Duffy, un guitarrista de una invaluable capacidad creativa.
Mención especial para Bob Rock, quien realizó una brillante producción y meritoria labor, ya que logró plasmar un demoledor sonido metalero en una banda de esencia hard rockera, además de dejar en evidencia que por si solo este cuestionado individuo no comercializa ni endurece el sonido de los grupos que produce, sino más bien que los acompaña en el cambio que éstos deseen transitar.
El disco da pocos respiros, los cuales llegan en cuenta gotas a trevés de Nico y True Believers, las dos power ballads del álbum. Nunca mejor usado este término, porque se trata realmente de dos baladas muy potentes, más próximas a un medio tiempo, ya que en ningún momento lograr escapar del sonido denso, compacto y sólido que recubre las 12 canciones del disco.
Otros temas como American Gothic, Ashes to Ashes o Shape the Sky dejan entrever esa cuota de oscuridad y misticismo que siempre acompañó a la banda, y que lejos en el tiempo supo ser lo suficientemente marcada como para encuadrar a The Cult como una banda de ghotic rock.
Beyond Good and Evil me invita a pensar que este disco se encuentra dedicado a quienes al igual que yo, ven en The Cult una banda que se encuentra “mas allá del bien y el mal”, tal cual lo indica su título. Un grupo que habiendo pasado por una y mil batallas (internas y externas) ha sabido salir triunfante de cada una de ellas, manteniéndose fiel a sus convicciones y prefiriendo toda la vida morir de pie que vivir arrodillado. Y si bien sus mejores trabajos ya han visto la luz, The Cult siempre será una banda a tener en cuenta, porque la calidad es una cualidad intrínseca de la dupla Astbury/Duffy, quienes poseen en su interior una fuente inagotable de mística, talento y carisma, virtudes que sumadas al paso del tiempo no hacen más que acrecentar el invaluable legado de una de las bandas más personales y auténticas del rock británico.
8 Astburys
Ian Astbury: Vocals
Billy Duffy: Guitars
Matt Sorum:Drums and percussion
Chris Wyse / Martyn LeNoble: Bass