
1. Down On the Corner (2:47)
2. It Came Out of the Sky (2:56)
3. Cotton Fields (2:54)
4. Poorboy Shuffle (2:27)
5. Feelin' Blue (5:06)
6. Fortunate Son (2:21)
7. Don't Look Now (2:12)
8. The Midnight Special (4:14)
8. Side O' the Road (3:26)
10. Effigy (6:26)
Tras haberse colgado nada menos que tres misiles del cinturón y consolidarse así como una de las bandas de referencia básica de finales de la década de los sesenta (¿es necesario hablar de la competencia?) 1969 fue un año en el que muchas cosas cambiaron para los protagonistas de esta reseña y para todo el planeta en general. En medio de una salvaje convulsión a escala global y con un mundo en llamas escindiéndose en dos bloques antagónicos imposibles de reconciliar, aquel mismo año contemplaba igualmente como los americanos CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL sufrían una sintomática mutación respecto al fondo y las formas propios sus entregas anteriores. ¿Pocas ganas de trabajar? ¿Estancamiento quizás? Pues igual sí, aunque me permitiréis que os advierta acerca de algo, y es que si por algún casual alguien piensa de tal modo es sencillamente porque tiene la capacidad de análisis atrofiada o porque directamente es gilipollas de remate. ¿Por qué? –Debéis preguntaros- Normal hasta cierto punto. Ahora bien, igual se os aclaran las ideas si recordamos como en aquel año de 1969, la CREEDENCE se crujió con nada menos que TRES DISCOS.
Lo repito: TRES DISCOS ¿Alguien se ha perdido? ¿Pilláis el concepto? ¿Sí? Sigamos entonces pues.
¡Aunque ojo! Que no hablamos de un LP, un “Best of” (de esos roñosos que nadie necesita) y un directo así medio sacado de la manga sin venir a cuento, no. Estamos hablando de tres álbumes de estudio que, lo quiera o no quien sea, marcaron un antes y un después en el panorama musical de su época y el que todavía estaba por llegar. Así, sin más. Porque la música de los más grandes es atemporal, y la de la CREEDENCE arderá con la misma pasión por siempre jamás.
Como ya apuntábamos al comenzar, con ‘Willy And the Poorboys’ (Fantasy Records, 1969) sobrevinieron algunos cambios que posiblemente cogieran a pie cambiado a ciertos sectores dentro de la audiencia de entonces, al esperar lo qué con el cuarto disco de los californianos debieron pensar aquellos que iba llegar; Aunque aún y con esas, dudar resultaba absurdo. Absurdo digo, porque con genios de esos que rompen el molde como John Fogerty, uno podría haberse jugado hasta una mano apostando a que los resultados serían los mejores. Eso es indudable, y es que con esta cuarta placa de los americanos -ya desde el principio- se intuye un ligero optimismo en comparación al carácter sombrío y derrotista de obras como ‘Green River’ o el pantanoso ‘Bayou Country’; Y la verdad, aunque ese fuera probablemente el espíritu genuino de Fogerty y los suyos, inevitablemente este pletórico ‘Willy And the Poorboys’ sigue sonando 100% a CCR.
El disco abre con nada menos que ‘Down On the Corner’, y bien, creo que huelga el verter un solo comentario al respecto. Himno para los restos. Perfección musical y no hay más que añadir. Por cierto, al hilo de lo que apuntaba ahora mismo, cabe resaltar como esa adaptación del clásico tradicional ‘The Midnight Special’ se adhiere igualmente a ese corpus de temas inmortales de los de El Cerrito como el que más; Tanto de hecho, que hasta pareciera como si ya fuera suyo propio. Espectacular. Aunque no menos que el otro cover insertado en el plástico bajo la forma de blues campestre mediante esa maravilla propiedad de LEAD BELLY, ‘Cotton Fields’, también versionada por los BEACH BOYS en su ‘20/20’ del mismo año. En coordenadas similares transita la entrañable y desenfadada ‘Poorboy Shuffle’, que sin el menor esfuerzo hasta puedo imaginarla sonando en uno de aquellos deliciosos films de los años treinta bordados a mano por John Ford y capitaneados por el inefable Will Rogers; Pura “Americana” como diría aquél.
Como se ha dejado entrever antes, ‘Willy’ es una apabullante pieza de arte en la que muy posiblemente la banda despliega el mayor abanico de influencias jamás presentado antes en ninguna de sus obras, y en ese sentido resultaría temerario no detenerse en ese Bluegrass a tumba abierta personificado por la sublime ‘Feelin' Blue’ o el animado número rockabilly encapsulado entre los surcos de ‘Don't Look Now’.
Sin embargo, donde de verdad reside la más intensa pasión e inmortalidad de este ‘Willy And the Poorboys’ es en esas dos cabezas termonucleares bautizadas como ‘Fortunate Son’ y ‘Effigy’. La primera por su inmediata y brutal honestidad (¿es esta la mejor canción protesta de todos los tiempos o qué?) y la segunda, sencillamente, porque además de ser una de las piezas más terriblemente cautivadoras jamás derramadas por la privilegiada pluma de John Fogerty, es también mi predilecta de la formación cuando su repertorio de clásicos básicos se cuenta por decenas.
‘Effigy’ es un buque en llamas que lejos del Blues de los Pantanos que convirtió a CREEDENCE en dioses, se erige igualmente como uno de los rockers épicos más definitivamente apoteósicos jamás compuestos, y es que no por nada John Fogerty y sus muchachos son todavía recordados como una de las más brillantes y honestas agrupaciones de toda la historia del Rock. El hipnótico riff que empieza a arrastrarse a partir de (02:16) podría traer a la mente de muchos al sonido más típicamente FLOYD de la primera mitad de los setenta, pero omitiremos el chiste de mal gusto, recordando como en aquel mismo año en que CREEDENCE parieron esta sublime maravilla, los cuatro de Londres debían estar todavía haciendo mil tejemanejes para dar con la fórmula con la cual conquistar al mundo; A todo el mundo le llega su ocasión, dicen.
En síntesis: El enésimo milagro obrado por el mesías Fogerty y sus tres apóstoles. Y es que no hay posible vuelta de hoja al respecto: Música buena la tenemos a espuertas para disfrutarla cuando sea necesario, pero música de esa que se te pega a la piel y que se queda contigo por los restos ya no es tan fácil de encontrar. Es música que marcó la vida de nuestros padres y que sigue marcando la nuestra propia. Simplemente porque ese es su irremisible sino.
Valoración: 9.8
John Fogerty: Voz, Guitarra & Armónica
Tom Fogerty: Guitarra
Stu Cook: Bajo
Doug Clifford: Percusiones