Candiria - The Process of Self-Development

Enviado por Heartbolt el Mié, 15/04/2020 - 17:23
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1. Three Times Again
2. Onefourtyeight
3. Pull
4. Method of Expression
5. Temple of Sickness
6. Mathematics
7. Work in Progress
8. Matter.Anti.Matter
9. Cleansing
10. Elevate in Madness
11. Down to the Last Element
12. The Process of Self-Development

A punta de riffs machacacerebros (cortesía de los anómalos John Lamacchia y Eric Matthews) y galopadas que constantemente se salen de lo considerablemente "habitual", CANDIRIA nos escupe con todo y flema su tercer vómito con The Process of Self-Development (1999), trabajo que habla por sí solo y al que es bastante difícil encajarlo en una sola categoría. Esta gente está, y que no quede duda una vez te pongas con ellos, en una dimensión diferente. Perciben la realidad de otro modo... ¡y qué modo, adictos al fungi!

CANDIRIA, que toma su nombre de una deformación jocosa del pez parásito del Amazonas que se te mete por la hendidura del nabo cuando no tienes nada mejor que hacer que desaguar a las orillas del río, aclara de qué van y cómo interactúan con nosotros, con sus intelectuales composiciones que hacen que uno dude si está demente o si ellos verdaderamente tienen la razón de todo. Su "Hardcore/Metal" es una bizarrada psicodélica. Si no se te aclaran las dudas con el primitivo y desafiante Surrealistic Madness (1995) u otra declaración descarada de intenciones, Beyond the Reasonauble Doubt (1997), entonces la tercera cruzada de estos jazzeros-hardcorianos-hiphoperos te va a estallar con The Process of Self-Development, con la garantía de la reconocida marca ACME.

Lo cierto es que a uno se le van los tiempos con estos muchachos, con sus composiciones increíblemente técnicas y trabajadas que van de la mano con guitarra gordas y compases sórdidos, creando un ambiente muy pesado, garajero y más que pestilente. The Process of Self-Development es especialmente su lanzamiento más recordado. Si bien cualquier de sus discos tiene elementos para resaltar, éste juega en una liga diferente. Si te gusta perderte en los mares aquellos donde las olas se alzan sin avisarlo, CANDIRIA, como gente que se toma en serio lo que ofrecen, te van convencer muy pronto.

Metidos en la órbita del Metalcore (Metal y Hardcore, no le demos más vueltas) que hace degenerado uso de grosor colosal y progresiones muy de la escuela Frank Zappa (los jodíos experimentan más que Mothers of Invention y todas sus iliadas), aprovechan para entrelazar esa base de Metal noventero con un Hardcore Punk típico del Crossover Thrash y expandirse, como hijos de la Gran Manzana, con elementos del Jazz más Miles y el Hip-Hop de Bronx, el más preclásico. Una combinación que podría hacerte decir "qué desastre"... ¡Pero no! ¡Nunca algo así resultó tan degustable! Vayamos al cuento, skinheads de Plutón.

The Process of Self-Development, después de vislumbrar con hipnosis una portada que grita de todo menos "coherencia y lógica", deja correr la cascada alucinógena de Coca-Cola y Mentos con Three Times Again, donde nos explican que es la tercera vez que tienen que demostrarnos que pueden defecar diarrea multicolor sobre nosotros y no podemos rebatirles nada. Carley Coma, típico vocalista hardcoreta que asimila cómo se mueven las cosas en el underground de lo grotesco, aprovecha también para darle una profundidad más thrasher a su registro. Esas guitarras que rompen cráneos se van convirtiendo en una constante, en conjunto con una atmósfera que progresivamente (estos neoyorquinos tienen entre sus influencias a toda clase de músicos no convencionales, como Ornette Coleman, Captain Beefheart y hasta bandas como QUEENSRŸCHE) se pasea entre el Mathcore sombrío y el alcance de la "urbanidad en colapso". Una obertura de vértigo.

Onefourtyeight (148), casi dos minutos de un Country Punk con tintes de Shoegaze mórbido y retazos de Jazz Fusión de la vena Herbie Hancock, da rienda suelta a Pull, que retoma lo anterior para convertirlo en un sólido ejercicio punkarra con ese degenerado estilismo Thrash que adorna a su música y la corona sin vicisitudes. El tema más "digerible" de esta bomba sonora, hasta que aparece Method of Expression, composición íntegramente Hip-Hop con una desenvoltura surrealista y una lírica que te explica por qué han metido una canción así en un álbum de "Metal" (hacemos lo que queremos, ese es el espíritu).

Agrade o no la anterior osadía, la tensión vuelve a subir con Temple of Sickness, uno de los cortes más arriesgados, tanto por sus seis minutos de constantes cambios de tiempo como por su inclinación a hacer un muro de sonido que combina todas sus facetas en un trompazo de elefante que se da un gustillo con tesituras Funk que nos hacen creer que estamos en un disco de Metal Alternativo, a lo FAITH NO MORE, pero, lejos de ponernos a criticar, la intención es de valorar, porque lo hacen tan bien que el concepto de "proceso de autodesarrollo" (como lo sacan de la teoría del Jazz en sí misma) no se interrumpe, al contrario, así es como el disco crece. Y crece porque esa granada que resulta la peculiar Mathematics (con una gaita fantasmal, manoseada por un Kevin Greenland muy bien dotado en el arte de hacernos recordar a la Escocia más pretérita y pesadillezca), haciendo uso de tantas y tantas cosas que no pueden definirse más que de un modo: vanguardístico torbellino de emociones. Les gustó tanto a estos pervertidos musicales que la sacaron de sencillo. A ver en qué emisora la ponen, porque esto es dinamita pura y "ruidismo" del violento, con guitarras más gruesas que la secuoya roja.

Work in Progress continúa con el aura mística y experimental de las anteriores dos piezas, pero con casi siete minutos que se convierten en agraciados y muy disfrutables, pues CANDIRIA reviste sus temas con la mayor variedad posible, sin abandonar todo lo que un Kenneth Schalk, tipazo creativo que de cualquier cosa saca sonidos maravillosos, presente a lo largo de los mismos. Y a este muchacho que no entiende de "normas musicales" lo distinguimos destacarse gloriosamente en Matter.Anti.Matter, preciosa gema Free Jazz con influencias Bebop y contemporáneas, en consonancia con Michael MacIvor y su bajo desenfrenado de cinco cuerdas y Tim Byrnes, trompetista que nos hace la escucha más amena.

Retornamos a la agresiva y violenta y frenética esencia de CANDIRIA con Cleansing: Thrash/Hardcore/Death Metal experimental que es para exaltar. Una rica mixtura en todo aspecto desalmada, pero con la paciencia de un tema que no se escapa demasiado, como sus hermanos mayores. Sin embargo, Elevate in Madness asciende del infierno de un Dante borracho en un mar de ginebra, con una tónica junglera, de bar decadente y de mala muerte, más la euphoria que desencadena mientras más avanza, haciendo paradas exactas en movimientos progresivos y técnicos que rozan lo alegórico. Para variar, Down to the Last Element es el regreso a las tendencias Hip-Hop, pero eternamente con la aurora del Metal y sus dejes de la estirpe de Dalí.

Finalmente, la composición homónima, The Process of Self-Development, es la expresión misma de todo el entramado apasionante que CANDIRIA nos ha manifestado por variados temas con ínfulas megalíticas. Un viaje psiquiátrico, donde comenzamos en Queens y terminamos en el planeta Júpiter. Jazz, Hip-Hop, Metal del más corrosivo y Hardcore de doble mano nos danzan a través de ocho minutos y medio que no pueden distinguirse más anacrónicos y maléficos, pero son la más pura ida de olla imaginable, y, sin embargo, consigue servir de elixir para todas las ocasiones cuando te encuentres entre la espada y la pared a la hora de decidir qué disco puede ser el más inquietante, pero a la vez el más grueso y el más insolente. Fantástico deleite que es llevado a la máxima potencia con Leaving the Atmosphere, construcción entre el Jazz Rock geométrico y el Shoegazing de la calaña MY BLOODY VALENTINE.

Muchos, muchos nombres, pero todos combinados con la personalidad propia de CANDIRIA, y un tercer lanzamiento que, para ser sincero, arrasa y satisface a toda clase de personas. Si estás acostumbrados a los experimentos, zambúllete en estas aguas... ¡pero ojo! Si eres hombre, súbete bien la bragueta, no vaya a ser que el pececillo este se te meta por tú sabes dónde y te convierta en un enamorado de CANDIRIA para siempre. Si no conoces este mundo, acércate, que The Process of Self-Development no muerde... pero sí ladra, ¡y cómo ladra!

Invención de ensueño, pero con su clase Metalcore (o Metallic Hardcore) que alza la voz y desparrama sesos de mono por todo el garito. Con CANDIRIA, se vive la Nueva York más pintoresca y también la más desfiante, además de una experiencia única con toda la mezcolanza que el cuarteto y compañía se atreve a regalarnos. The Process of Self-Development es de todo, menos monótono y cansino. Al contrario: cada canción, con toda su chifladura y sus homenajes a Art Blakey, es un mundo en sí. Donde el Metal deja de entenderse como generalmente lo hace y se abren caminos que, paradójicamente, están dentro de su mismo ADN: la revolución de la sociedad musical.

Completamente recomendado. ¡Apresúrate, moco escarlata de gorila psicótico! CANDIRIA te espera. No te vayas a resbalar con la grasa de The Process of Self-Development, ¿eh? Que lo oído se te va a quedar muchos años en la sesera.

Aquel riffeo inamovible que produce sordera.

Registro vocal del trance más hondo.

Jazz clásico siendo desatado por todas partes.

Una vanguardia acechante.

Ese el el proceso del autodesarrollo, maniquíes de cera...

Carley Coma - Voz.
John Lamacchia - Guitarra y Guitarra Acústica.
Eric Matthews - Guitarra.
Michael MacIvor - Bajo Festoneado y Sin Trastes de Cinco Cuerdas.
Kenneth Schalk - Batería, Percusión, Teclado Rhodes y Diyiridú.

*Colaboración*

Tim Byrnes - Trompeta (en temas 2, 4, 6, 9, 11)
Kevin Greenland - Gaitas (en "Mathematics")

Sello
M.I.A. Records