
1. Potter's Field
2. Only
3. Room for One More
4. Packaged Rebellion
5. Hy Pro Glo
6. Invisible
7. 1000 Points of Hate
8. Black Lodge
9. C11H17N2O2S Na
10. Burst
11. This Is Not an Exit
En primer lugar, perdón por el chorizo, espero que tengas tiempo libre... glub
Sound Of White Noise es un trabajo clave en la historia de Anthrax. No sólo por cambiar de vocalista, sino por el giro que iba dar la música de la banda. No está muy claro si fue antes el huevo o la gallina, en el sentido de si la marcha de Belladona deja rienda suelta a la creatividad del grupo, menos apoyado ya en la voz de éste, o si es la llegada de Bush la que impregna a la banda su propio estilo, ya desarrollado en Armored Saint.
El resultado es un disco muy bien construido, sin prisas, que transmite horas y horas, y semanas y meses de trabajo, de ensamblaje, de composición. No se trata de sacar cuatro ritmos guapos, hacer un bridge, pegarlos con pegamento y escribir una letra. Muchas bandas de thrash han hecho esto y han echado a perder, si no su talento, sí su personalidad. Varias de las canciones proponen esquemas anárquicos en comparación con la tradicional estructura thrasher que marcó toda la primera etapa de la banda. El sonido que encontramos tiene algo del sello industrial con esas guitarras que chirrían por brillantes y por mal engrasadas a conciencia, que predominarán en su siguiente trabajo Stomp 442. Este álbum contiene una atmósfera peculiar y bastante sucia, guitarras gruesas, una caja de batería grave... en consonancia con el "ruido blanco". Aunque mucho dista de aquel directo, sanguinario y desbordante Persistence of time de tres años atrás, conserva pinceladas de este y ya presagia por dónde irían los pasos en su siguiente trabajo de estudio. Pero esa es otra historia, otra crítica, otro disco.
Este SOWN tiene mucho y muy bueno. En esta ocasión no me hace falta utilizar el tópico "salvando las distancias" -pues para mí Anthrax es una banda que se encuentra perfectamente a la altura de Metallica-, este SOWN vendría a ser el "black album" de la banda de Ian; entiéndaseme, me refiero a que supone un giro en la manera de componer, un sonido más oscuro, nuevo. Este un disco solidario, porque Frank Bello tiene protagonismo en muchas canciones -obviamente en Black Lodge es en la que más-, pero es que el calvo y Spitz dan cuerpo a las guitarras como si fueran una sola; Benante se muestra más bestia que nunca, tanto que en ocasiones llegas a preguntarte si las baterías no muestran efectos o golpes extra -hasta que no ves los videos o lo escuchas en directo no te terminas de creer que lo haga todo a la vez-, y Bush se siente cómodo, canta como si esa fuera su banda de toda la vida, y no se echa en falta a Belladona ni un momento, porque esta música ha sido compuesta por otros tipos distintos a los que grabaron esos discazos de antaño como Spreading the Disease, Among the Living o Persistence of Time.
Un temblor, una especie de terremoto sónico in crescendo empieza a sacudir la tierra, se aproxima al compás de golpes a las cuerdas del bajo y un grito agonizante pasado por las interferencias de una onda de radio mal pillada... Se acabaron los experimentos: llega Potters Field (2) , con un primer ritmo infernal, pesado, como va a ser gran parte del disco, con una caja potente, acompañada de diez mil diabluras por parte del megacrack Benante, que sale por donde le da la gana, y los riffs envenenados del calvo de las ideas de oro, Mr. Scott Ian. Por fin se escucha la voz del sucesor de Belladona, John Bush, demostrando que se han acabado los gritos ochenteros, que ha llegado la hora de darle un giro a esta banda, y unos cuantos registros más a la voz, de paso. Esta primera canción tiene un ritmo que aparentemente no quiere terminar de acelerarse, camina a latigazos hasta que finalmente rompe en el estribillo y termina de destrozarte el cráneo en su segunda parte con ese Bastard son, your saving grace que te tira de la lengua, flanqueado por un rasgueo de la cuerdas y un sólo que desemboca en el punteo partido en varias entregas. El final es contundente como el inicio, violento, rabioso como el tema de la letra. (Yo siempre he entendido que trata de un hijo que ha nacido sin ser deseado por su madre -¿por violación, prostitución?- y la lucha por amar y ser amado le lleva al asesinato o al suicidio. Eso no me queda muy claro, la verdad).
Prometedor inicio que sirve de antesala a la archiconocida Only. Por su estribillo pegadizo, largo y melódico se presenta como el hit del disco, aunque no necesariamente su mejor canción. Arranca con Benante en solitario partiendo la batería, y unas guitarras simples pero dinámicas rasgadas con un punteo que respira como puede, arrastrándose por debajo. Cuando la batería se abre la distorsión sale a la superficie y llega ese Everything is perfect que hasta el más monolingüe del mundo reconoce. La estrofa desemboca en el famoso Oooooonly! con la base inicial de soporte; después vuelve a repertirse la estrofa. El punteo de Spitz es exquisito, variado, discutiendo con los guitarrazos de Ian, con los golpes de Charlie de testigo. Eso, junto a lo clavada que está la voz de Bush, perfectamente acompasada aunque sin ir al tiempo exacto de la maquinaria del batería, son para mí lo que aúpan a esta canción de "buena" a "notable". Aunque, eso sí, creo que está unos grados por debajo del nivel que ofrece el resto del disco.
Room for one more es un buen ejemplo de lo que acabo de decir. Es un gran tema desde el primer segundo. Avisan con una repetición de distorsiones, una batería amenazante en escala, a la una, a las dos... y vuelven los Anthrax de riffs pegadizos. El primero de ellos, que será el esqueleto de la canción, retoma esa onda vacilona del Persistance que te hace saltar sin opción de réplica... un segundo de respiro... y vuelven a la carga con el mejor Bush del disco hasta el momento. Personalmente no me agrada demasiado el estribillo (lo habré cantado como un millón de veces, quizá eso tiene algo que ver). Llega el bridge después del segundo, y una línea de bajo sobre la caja. La voz de Bush comienza casi susurrante para romper en ...What goes around comes around que es la punta del iceberg de lo que se esconde detrás.
Siento debilidad por Packaged Rebellion, me envuelve ese inicio en fade que huele a balada, con el bajo dominando, la guitarra creciendo, la batería subiendo... todas las piezas preparándose para descargar un tema violento, más serio que el anterior, más oscuro y complejo que lo escuchado hasta el momento. Creo que es el mejor trabajo vocal de Bush en el disco junto a This is not an exit, a pesar de que es cierto que en SOWN las voces dobladas son frecuentes y puedes perder la referencia de la principal. El parón hacia la mitad (3:54) es una transición hacia la parte final del tema, que se enloquece frenéticamente con un genial punteo -¡por qué tan corto!- y ya no es capaz de detenerse, embiste hasta el final sobre el riff principal, culminando en una nueva exhibición de Benante. Tanto que tienen que meter unos segundos de freno, como si tuvieran que tirar de las riendas del tema porque si no se cae por el precipicio.
De 0 a 100 en cuestión de segundos. Hy Pro Glo es otro de los temazos de esta obra maestra. Desde el primer golpe sabemos por donde van a ir los tiros, una melodía a base de riffazos flexibles y un trabajo vocal visceral que se mete en el papel de echar a un hipócrita/egocéntrico toda la mierda del mundo encima, con argumentos delicados como You've got a hole inside that you have to feed o You never deserved my respect. Y después de un pequeño bridge con ese It burns a hole inside my mind", llegan esos cabalgamientos thrashers sucios, con Bush mostrando de nuevo su escala de registros, dando paso a otra joya de punteo, que parece tomar aire para arrancar desde abajo con todo el protagonismo que le deja Ian, asomando poco para no comerse a Spitz. La agresividad vuelve a tomar las riendas de la situación hasta el final.
Quizá peco de adulador, pero es que este disco tiene 11 canciones y, casualmente, 11 temas para enmarcar. Invisible se lleva la palma en el apartado de "Mejor composición" (con permiso de This is not an exit). Y es que arranca con unas guitarras estridentes -muy del rollo del Stomp- comandadas por las baquetas del general Benante (en este tema el tipo se sale por los cuatro costados), hasta que se van soltando poco a poco, con ganas de acelerarse sin concesiones y van creando un ritmo colosal tras otro, perfectamente engrasados, hasta que la pana queda partida justo cuando entra ese I'm wiping the slate spotless. Bush se desgañita para alcanzar el tono y la calidad de las guitarras del calvo, y no necesita quedar limpio, no le importa quedarse sin aire o romperse le garganta, es un todo terreno. Mientras que escribo esto la canción sigue su camino, imparable, hasta el make yourself invisible again (3:22), que da paso a un cambio de ritmo relajado, como una bestia que toma aire en la carrera, para arrancar de nuevo con más fuerza: otro solo sin desperdicio, que termina de envalentonar al conjunto, incluido Bush que con ese What happened to me? desgarrador vuelve a la carga para tomar los mandos del aterrizaje. Un tema redondo como pocos, que además se atreve a poner una coletilla final con un extraño efecto.
1000 points of hate combina la velocidad de antaño, con esas creativos riffs cruzados que hicieron de Anthrax la banda más original de las que coronaban la escena thrasher yankee, con su nuevo sonido blanquencino. Ya no hay lugar para pamplinas, ni para flirtear con canciones country o rapear con los amiguillos del momento, es momento de odiar. Y esta canción, con un sonido pesado, con esa batería que redobla casi alcanzando un aire militar, es pura rabia. Adrenalia desbocada. Este temazo tiene varios puntos álgidos: el enlace seco entre el primer estribillo y la nueva estrofa, o ese cambio de ritmo "marca de la casa" (2:40)(con una especie de scratch que es lo único que desentona, pero que Bush salva con un Me, you, who que le deja las cuerdas vocales en carne viva), y el punteo de Spitz (waaaau!!) que comienza acompañando a la voz (o ¿será el cantante quien se atreve a cantar sobre la lírica?), para acabar, una vez más, revolucionando al personal. Porque esta es una de las señas de identidad de este disco, impone un esquema diferente, una especie de velocidad desbocada después de los solos, que incluye una parte vocal a toda hostia (en este caso con Deal with the hate inside). Uno de los cuernos de este disco se lo lleva por méritos propios 1000 points of hate. It's me!!
Momento para la calma. Canción intimista, algo impropio en Anthrax hasta el momento, pero es que Anthrax ha cambiado. Creo que todos conocéis suficiente la canción para analizarla al detalle. La atmósfera es oscura, con una potencia dormida que va creciendo sin que te dés cuenta, gracias en parte por la evolución en la voz. La producción de esta canción es exquisita, el equilibro entre las guitarras y un bajo insinuante, la potencia contenida de la batería, el punteo escueto y sórdido... Como curiosidad, decir que los arreglos del tema que finalmente fue incluido en el disco son del compositor Angelo Badalamenti (Nota 3)
Tras ese parétesis de relajación que proporciona Black Lodge (como si en medio del delicioso caos urbano te insertas en un parque), vuelve la vieja escuela. C11H17N2O2SNA comienza con una batería nerviosa a la que, de muy buena gana, se unen las distorsiones haciendo cabriolas durante casi medio minuto para detenerse de pronto ante la llegada de la voz. Como adiestradas por esta, los riffs con un sonido cortante vuelven poco a poco a coger velocidad a pasos violentos, pero más contenidos, hasta que llega de nuevo el momento de cabalgar con ese Sodium Pentathol, pero es solo un aperitivo de lo que será el estribillo, totalmente fuera de control, tal y como indica el estribillo. Nos volvemos a encontrar con una canción de estructura multiforme, con bases rítmicas que van y vuelven, y unos registros de Bush desgarrados. En 3:17 llega un momento de calma, pero, como en anteriores canciones (y parafraseando al Robe en el Pedrá) "espera que estoy cogiendo carrera". Otra lección magistral de cómo deleitar con un punteo inesperado, cómo acompañarlo, y como culminarlo. Agresividad hasta el último acorde.
Burst es más de lo mismo. Thrash cañero con un sonido nuevo, actualizado, con una personalidad que aún estoy esperando encontrarme de nuevo. Las guitarras de Burst son las más agresivas del disco, entrecortadas, flexibles, feroces. Esta canción es una bala, no da lugar al respiro. Tras el estribillo que arranca con See things the way I do, que varía la línea de la canción muy gratamente con unos acordes más largos, unos coros clavados, una batería seca que sacrifica la técnica para destacar la fuerza del conjunto. El punteo se adelanta, y nos sorprende a los dos minutos, breve y conciso, nos da paso a la segunda parte de la canción, de idéntica estructura a la primera. El final, como viene siendo la tónica del álbum, no responde a lo esperado, arranca por su cuenta y pone un punto final de forma rápida.
Y decía en Invisible (ver pág. 214:), que con permiso de This is not an exit porque la última canción del disco es un broche perfecto para un disco impecable. El comienzo tranquilo, con esa guitarra calma, no engaña a nadie después de lo que llevamos de trabajo. Todo lo demás, bajo, batería y voz, se adapta a ella con aparente sencillez para volver a dejarla sola. Pero en esta ocasión un pelín más enfadada. Comienza la función: Benante ya no sólo acompaña sino que también redobla, Bush comienza a gustarse y en riff principal se rompe en un cambio de ritmo que presagia un plus de velocidad, este llega en el estribillo (2:02), pero es un espejismo porque el tempo vuelve a relajarse. Lo bueno se hace esperar. Las guitarras sucias están esperando pacientes su despegue, las baquetas arden de ganas de salir corriendo, el bajo se mantiene latiendo tras la bestia. En esta canción queda patente, quizá con especial claridad, el buen entendimiento entre los ritmos complejos de Ian y la personalidad de Bush. Por fin, llega ese What you don´t see (3:05) y tras él todo se pone de verdad en marcha, como una apisonadora. No existe una dirección lineal de la canción: una parada, un nuevo acelerón que finaliza con un This is not an exit que parece una arcada, un punteo melódico y nervioso -¿por qué otra vez tan breve?-, de nuevo la calma y un nuevo embiste final, en el que la fuerza y del sonido alcanzan el punto máximo de suciedad...ffffffffffffff....una voz que no soy capaz de transcribir y unos gritos de niños quedan sepultados por el ruido blanco... ffffffff...
Un disco redondo y metálico, como la imagen del trabajo que vería la luz dos años más tarde...
1. He colgado la portada con la calavera blanca que llevaba la caja impresa en la primera edición, la que yo compré hace quince años... y perdí... o_o
2. Potter´s field es un lugar público donde se entierra a los indigentes o los difuntos indocumentados
3.Ian en una entrevista a IFC.com: "no entendiamos nada. ¿Qué demonios? y el empieza, 'Aqui va esta parte, aquí esto, aquí la guitarra y aquí un teclado,' y nosotros solo le dijimos: 'adelante, vamos.' Asi es que basicamente el transformó nuestro temita en un momento orquestal oscuro y gigante"
Frank Bello: Bajo, coros
Charlie Benante: Batería
Scott Ian: Guitarra rítmica, coros
John Bush: Voz
Dan Spitz: Guitarra solista