The Angelic Process - Weighing Souls With Sand

Enviado por Kaleidoscope el Mar, 18/05/2021 - 15:39
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1. The Promise of Snakes (9:32)
2. Million Year Summer (3:52)
3. The Resonance of Goodbye (5:14)
4. We All Die Laughing (6:05)
5. Dying in A-Minor (8:19)
6. Weighing Souls With Sand (5:19)
7. Mouvement - World Deafening Eclipse (1:59)
8. Burning in the Undertow of God (6:46)
9. Mouvement - The Smoke of Her Burning (4:16)
10-16. [silence] (0:28)
17. How to Build a Time Machine (5:44)

Álbum completo

“En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.” - Arthur Schopenhauer

La música trasciende la realidad y hay música que trasciende la música. The Angelic Process fueron uno de esos casos en donde los sonidos encarnan la más pura forma de los sentimientos, incluso más allá de la vida.

The Angelic Process estuvo formado por una pareja casada, Kristopher “K.Angylus” Fairchild y Monica “MDragonfly” Henson, realizando todo el proceso creativo, desde las composiciones, hasta la producción y el arte de la portada. Apenas sacaron dos discos, siendo “Weighing Souls With Sand” literalmente su epitafio, debido a que Angylus empezó a tener problemas de salud a raíz de una fractura en un accidente de tráfico que le impidió hacer música; privado de su sentido de vida y sumido en la depresión Kristopher terminó quitándose la vida en 2008.

“Weighing Souls With Sand” es de esos raros discos que consiguen inmortalizar emociones que no se pueden decir con palabras y tampoco con el silencio. Su sonido masivo, distorsionado, pero cristalinamente hermoso y atormentado te envuelve como si estuvieses en las profundidades del océano.

El estilo que manejan The Angelic Process es ciertamente único: influencias variopintas como el Drone, el Doom, Post-Metal, Ambient y un sonido Shoegaze muy marcado que recaptura aquello que solo había logrado “Loveless” (My Bloody Valentine) 16 años atrás, todo ello sin terminar de sonar por completo a algún estilo en concreto; suenan a ellos mismos, sacando las emociones más ocultas, íntimas y secretas.

Explicar un disco como este es tarea complicada, faltándome las palabras para describir el milagroso oxímoron que se da entre la más devastadora, frágil y fría belleza con la intensidad más abrasiva y cálida que puedas imaginar. Las guitarras evocan olas de un mar dorado que se rompen en los riscos de nuestros tímpanos, la dupla de voces se muestran como un par de ángeles atormentados y sangrantes, mientras que una helada y mecánica batería programada da ese fondo apático y depresivo que, inexplicablemente, cuadra a la perfección con todo el conjunto. The Angelic Process conjugan lo abstracto, con una visión artística propia de aquellos que viven el arte por delante de la misma vida.

“The Promise of Snakes” se asoma entre el vacío y la brisa, unas resonantes baterías marcan territorio para prepararse ante el tsunami de guitarras que se avecina. Una lucha constante e interminable entre las ahogadas percusiones y la vastedad indefinida del muro de guitarras, todo ello acompañado con el canto mortal de dos sirenas malditas que te embelesan con sus dulces y penetrantes notas hasta la absoluta oscuridad del océano mientras pensamos que estamos subiendo al cielo. Baterías tribales preparan un rito de muerte y un platillo vehemente y desesperado rompe el ritual en oposición, guitarras que soplan como las trompetas de Gabriel anuncian con gallardía divina el fin de los tiempos.

“Million Year Summer” nos cubre con las llamaradas del sol hasta calcinarnos mientras, incomprensiblemente, las lágrimas permanecen intactas entre los fuegos. “The Resonance Of Goodbye” pinta escenarios desolados y derruidos, con un esplendor fantasma del pasado que se muestra a través del eco de los descarnados gritos de Angylus, la calma casi silente de la soledad prosigue entre susurros y tímidos arreglos para volver a estallar en la pura angustia de añorar valiosos recuerdos.

Con “We All Die Laughing” y “Dying In A-Minor” se llega al punto crítico del disco, siendo las dos canciones más potentes (a su manera) y conmovedoras de todo el álbum. “We All Die Laughing” nos muestra el cinismo de la fragilidad, la hermosura a través del dolor, su conflicto eterno que simboliza el violento duelo entre percusiones y guitarras, las voces de Kristopher y Monica que al fundirse esbozan una risa maniática que clama al cielo...simple y llanamente los adjetivos se agotan, pero la música es infinita.

“Dying In A-Minor” es LA obra maestra dentro de una obra maestra. Pitidos en La menor que simulan palpitaciones a través de un monitor Holter suenan en casi toda la canción, sonidos ambientales fríos y sutiles oscilan entre la vida y la muerte, suenan cantos de los ángeles seduciéndonos con la idea del descanso eterno. La poesía del letargo se muestra inconmensurable y es que “Dying In A-Minor” te estremece de una forma inefable, te pone a volar sin rumbo entre la urbe nocturna, entre rascacielos y nubes. Su construcción y desarrollo son latidos, cada pulsación se siente propia y paradójicamente viva. La distorsión de la guitarra invade cada rincón progresivamente, el cielo es cada vez más cercano, las palpitaciones resuenan y terminan por enterrarse en el feroz Mar Muerto. La intensidad va in crescendo, las costillas se vuelven alas y se consagra la beatificación de la melancolía…

“Dying In A-Minor” es una de las mejores y más completas experiencias que he tenido con la música, una carta del más allá que escribió Kristopher en vida, de una preciosidad brutalmente divina y que ya solo por ella vale la pena sumergirse en los turbulentos océanos de arena y almas que supone “Weighing Souls With Sand”

A partir de aquí prefiero dejar de guiarlos por este viaje y dejar que cada quien emprenda su propio vuelo. El resto del álbum sigue en la misma línea, siendo cada vez más pesado y sutilmente iracundo, sin abandonar, en ningún momento, su hiriente belleza que brilla como una rosa de espinas en combustión dentro de una oscura habitación.

Una verdadera, cruda y sincera obra de arte, que solo pecó de ser demasiado sincera.

Las palabras sobran, la música habla.

Valoración: 9.9

K.Angylus: guitarra, voces, batería, sonidos electrónicos
MDragynfly: bajo, voces, sonidos electrónicos

Sello
Profound Lore