An Albatross - Blessphemy...of the Peace Beast Feastgiver and the Bear Warp Kumite

Enviado por BlackStorm el Lun, 06/05/2019 - 17:54
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1. "In the Court of the Bear King" – 0:34
2. "Lysergically Yours, My Psychedelic Bride" – 1:53
3. "Dimensional Gymnastics" – 0:45
4. "Trust the Sun, the Symphonic Sunrise" – 1:43
5. "Divine Birthrite (Maiden Voyage of the Grape Ape)" – 0:42
6. "Behold the Light" – 1:05
7. "Profane Illumination" – 1:49
8. "Illumination of the Nation" – 1:40
9. "Tussin and Turnin' All Night" – 0:57
10. "Hairobics" – 1:37
11. "The Ballad of the Electric Coyote" – 0:44
12. "I Will Swim Into the Lazer Eye" – 1:46
13. "Feastgiver" – 1:46
14. "Cosmic Gypsy" – 1:20
15. "Sacred Geometry" – 3:43
16. "Death Rides a Brown Horse" – 2:15
17. "Stormbringer" – 1:49
18. "The Eyes of the Jaguar" – 0:53
Disco completo

Desde el principio de los tiempos siempre ha habido grupos empeñados en llevar al grindcore por nuevos caminos que se salgan del convencionalismo de un género que, salvo la excentricidad que tuvo Carcass en su día, pecaba de algo tan gordo como volverse repetitivo. Pasa que aún con todo, estos grupos se desviaron por dos senderos: uno donde se experimentaba mucho más, añadiendo elementos de circo, progresismo, instrumentos y ritmos poco convencionales a un costo de perder un poco la contundencia y caos que predomina en el género; el otro uno que mantiene justamente ese caos de una forma organizada, experimentando menos, pero siendo igual o más violentos incluso que las bandas de antaño.

Del segundo conjunto, Brutal Truth fueron tal vez los primeros en dar el machetazo con ese insalubre Need to Control, siguiéndole los pasos bandas de gran calibre como Discordanxe Axis, Gridlink y Wormrot; mientras que, del primero, Exit-13 es una de las bandas más notables y pioneras encima dentro del grind raruno y experimental. En los 90s yacen ocultas joyitas invaluables de este tipo como Q de los hyper desconocidos amantes del ska Le Scrawl o hasta Torture Garden de los grandes Naked City.

¿Cuál es la evolución natural entonces de este vehemente género? Depende de cada quien, si elige la píldora azul o la roja en base a sus gustos, pero a un servidor le parece que ambos caminos lo son, aunque siento especial admiración por el sendero experimentaloide. Y es justamente dentro de este segmento donde nos encontramos a estos chicos llamados An Albatross.

Nacidos en Filadelfia y con ya un debut tras sus espaldas, lanzan en 2006 un disco que su peculiaridad comienza precisamente con el nombre: “Blessphemy...of the Peace Beast Feastgiver and the Bear Warp Kumite”, una portada colorida y abstracta que va representando muy bien la música que es una -cuanto menos- llamativa mezcla de grindcore, rock progresivo, noise rock, post-hardcore y hasta algo de mathcore. Olores conocidos sí que los hay, podría usted pensar en unos Mr. Bungle o los mismos Naked City con un toque progresivo, pero se nota a pesar de todo de que hablamos de un disco de poco más de una década de longevidad.

¿Qué resultaría de una mezcla de grindcore con rock progresivo? Este disco es una de las respuestas más cercanas a esa pregunta. Solo hace falta leer el nombre del primer track “In the Court of the Bear King” para darse cuenta que los miembros de esta banda, como mínimo, sienten cierta admiración por el rock progresivo clásico y eso se deja notar en demasía con un pronunciado uso de órganos y sintetizadores durante los poco menos de 30 minutos de duración del plástico. Un elemento que pasa a ser mucho más que un simple añadido para endulzar la música, para mi grata sorpresa se adecúan tan bien como un alerón a un buen automóvil, dándole bastante identidad a la banda.

Por otro lado, los caudales que terminan de llenar el río son los que vienen de las vertientes hardcore y las del noise rock. De este primero, se podría citar toda una generación, pero quiero resaltar que en los momentos más desbordados es inevitable pensar en unos The Locust diluidos en agua, sin embargo, de esa segunda vertiente es de donde puede uno destripar cositas verdaderamente interesantes. No puedo evitar mencionar una escena que se ha venido cocinando ya desde hace uno años: el Brutal Prog. Con mis amados Ruins como uno de los precursores, este nuevo subgénero está emergiendo como una sutil mezcla de la expresividad del rock progresivo, la disonancia del noise rock, post-harcore, mathcore y el no wave con la espontaneidad y la maestría del free jazz. ¿Rebuscadísimo? Sí, talvez, pero eso no quita lo interesante y ciertamente An Albatross tiene varios de esos elementos incluyendo - ¿cómo no?- la intensidad del grindcore.

Y es entonces dónde comienzan los problemas. El que mucho abarca poco aprieta suelen decir y no por nada. Pienso que dan la dosis de experimentación justa para no abrumar y el mínimo de potencia para no aburrir. A pesar de eso, soy consciente de que se podría extrañar algo más de garra, de locura y de momentos donde predomine más el caos, porque como suele pasar con este tipo de propuestas, no terminan de estallar en ocasiones. Aun así, ante todo, es un álbum divertido, disfrutable más por su bizarra propuesta que por darte un golpe certero que te deje rendido.

Tres cuernos altos o cuatro bajos.

7.5

Edward B. Gieda III : Voces, percusiones
Jay Hudak: Bajo, efectos
Edward Klinger: Batería, percusiones
Jake Lisowski: Guitarra, Voces
Phillip Reynolds Price: Órgano, Sintetizador
James Hirschfeld - Trombón
Jason Price -Trompeta