Airwolf - Victory Bells

Enviado por Hawkmoon el Jue, 10/05/2012 - 22:07
2450

1. Legion of Doom
2. Through the Fire
3. Swordbreaker
4. Death Metal Rain
5. Victory Bells
6. Starfire
7. (Take Off) Atlantis
8. Schizomania

Vamos a darle candela a una buena movida. Una movida power-speedica, ochentosa, alemana y bien molona. No te puedes quejar.

Turno de Airwolf, unos flipadetes totales por la N.W.O.B.H.M., y, ante todo, unos enamorados del Power en onda los primeros Running Wild, Rage, Blind Guardian o Helloween. Es decir, fuerza, caña parda. Sí. Pero con su buena melodia, sin olvidar jamás las enseñanzas de los antiguos maestros, sin dejar de vibrar con una buena armonía, con un buen ataque a dos mástiles.

La portada del invento, con su hombre lobo alado de marras, bien cabreado y peligroso (bien heavy metal, vaya), y todo estampado en un bonito tono violeta (aunque ese color me llama más para unas braguitas sexys. No para una portada destructo-metalera), nos viene a recibir. Los alemanes ya tienen ganas de batirse con los demás entes que pululan por el panorama. 1988, colega. Un año dorado para todos aquellos que amamos la onda speedica y power-acojonante. Ahora nos toca el ver si Airwolf están preparados, si son dignos para 1988 y su escena impecable.

"Legion of Doom" despeja incógnitas. Y en nada, oye. Trás una entrada bien marcada, dónde las guitarras empiezan a amenazar al oyente y dónde la batería, a lo militar, hace que nos cuadremos, zas, de repente, sin esperarlo, pillamos cuesta abajo. Vamos lanzadísimos. Si ahora nos frenasen en seco, joder, saldríamos disparados unos cien metros. Toque Running Wild, tanto en la voz como en el tipo de cabalgada cacharrero-mastodóntica, en la forma de enfocar las melodias, la naturaleza de su música. No sé si Airwolf quieren ser piratas. Pero en el caso de querer, ufff, los Running Wild los podrían aceptar, aunque solamente fuese una temporadita, a prueba, en su barco. Técnica, doble ataque de mástil, melodias manidas, aunque con alma, fuerza y garra. Speed brillante, que toma de varios lugares, que no se contenta únicamente con ser el que más corre.

"Through the Fire" (con toque priest-comercialoide y bajando, bastante, a nivel intensidad), "Swordbreaker" ( Speed-Power-Thrash bien cortante, bien crudote, a lo Blind Guardian en "Battalions of Fear" o los primeros Angel Dust) y "Death Metal Rain" (potentorrísimo baile entre cuerdas y batería) resultan ciertamente refrescantes, revitalizantes, enfermizamente enérgicas. Es lo que tiene la naturaleza del Speed Metal (siempre y cuando esté bien tocado, con sentimiento, con clasa, con cojones). Inyección de puta vitalidad.

Turno del tema-título, "Victory Bells". Híbrido Blind Guardian-Running Wild, atroz y épico a partes iguales, con tanto amor por el sudor y el frenesí, por la ira decibélica y la explosión de pureza riffera y cataclísmica, como por el rollete hímnico, el de toda la vida, el de Maiden, Priest, Motörhead o Accept. Un "Ace of Spades" runningwildizado, alemanizado y con las pilas bien metidas en el culo. Adrenalina, coros, cuerpos partidos en dos y alaridos de puta madre.

"Starfire", más de lo mismo (pero de puta madre, no te engañes, invento sobado, pero cojonudo) y la vacilona "(Take Off) Atlantis" (guerra y fiesta, todo en uno) nos dejan ante el octavo temilla. El último del trabajo. Nos llega "Schizomania". Para mí, en dura pugna con el primer track, aún no pareciéndose en nada, me parece de lo mejorcito de los alemanes. Ahora que cierran la obra, ahora que deben parir el tema que se nos quede el coco hasta en sueños, deciden bajar el pie del acerador. Pero no te me cagues encima, hermano, los muchachos no vienen a parir una baladita moñas. Ná. Eso ya estaba requetesobado en 1988. A Airwolf les van los malos viajes, los descensos a lugares extraños, oscuros. Y eso es, precisamente, "Schizomania". Un viajecito jodido, por un bosque malrollero, de noche. Y, jodienda, a partir de la mitad, zas, la cosa se pone, como era de suponer, bien peleona. Una composición perfecta, que muestra varias caras, y todas válidas, curradas, de cuatro musicazos.

Desde Venom a Priest, desde Grave Digger a Accept, pasando por los Mötley heavylones de 1983, y no dejándose en el tintero ni el sabor de la escuela Speed-Power (tanto americana como alemana). Ni la onda sucia. Ni la rockanrollera. De todo, vamos. Metal, colega. Puro y duro Metal.

3 cuernos (altotes) para un debut bien parecido, bien guapete, que a pesar de no vender una moto nueva, sí que vende una que corre un cojón (y parte del otro), que no te dejará tirado y que luce de alucine.

No es "Follow the Blind". No es "Port Royal". Pero no necesita serlo. Es "Victory Bells", nene. Un (muy buen) disco y se acabó. Una pena. Me habría gustado verles en una segunda aventura. Y en una tercera.

Pero mejor eso que verles decaer. Desde luego que sí.

Frank Zellmann: Voz y guitarra
Guido Braun: Guitarra
Andreas Roschack: Bajo
Thomas Alkämper: Batería

Sello
Rockport