
CD 1: Live from the Atlantic Studios.
1.Live Wire
2.Problem Child
3.High Voltage
4.Hell ain´t a bad place to be
5.Dog eat Dog
6.The Jack
7.Whole lotta Rosie
8.Rocker
CD 2: Let there be Rock/The Movie. Live in Paris I
1.Live Wire
2.Shot down in Flames
3.Hell ain´t a bad place to be
4.Sin City
5.Walk all Over You
6.Bad Boy Boogie
CD 3: Let there be Rock/The Movie. Live in Paris II
1.The Jack
2.Highway to Hell
3.Girls got Rhythm
4.High Voltage
5.Whole Lotta Rosie
6.Rocker
7.T.N.T.
8.Let There be Rock
CD 4: Volts
1.Dirty Eyes
2.Touch too Much
3.If you Want Blood You Got it
4.Back Seat Confidential
5.Get it Hot
6.Sin City
7.She´s got Balls
8.School Days
9.It´s a long way to the Top (If you wanna Rock ´N´Roll)
10.Ride On
CD 5: Back in Black
1.Hells Bells
2.Shoot to Thrill
3.What do you do for money honey
4.Givin´the dog a bone
5.Let me put my love into you
6.Back in Black
7.You shook me all night long
8.Have a drink on me
9.Shake a Leg
10.Rock and Roll ain´t noise pollution
Un detalle que me llama la atención en las grandes bandas de Hard Rock/Heavy Metal, es la escasez de material inédito que han publicado a lo largo de sus trayectorias. Es como si dosificaran su talento, o concentraran toda su energía en las nueve o diez canciones de media que contienen los mejores lps de la historia del rock duro, conscientes de que los bonus tracks y las B – Sides van directamente al baúl de los recuerdos de los fans, son percibidos por la memoria colectiva como descartes.
Un disco como “The Number of the Beast” estuvo en las tiendas durante 16 años con ocho canciones. Hasta la reedición en Cd del año 98 no se incluyó “Total Eclipse”, y lo cierto es que, en mi percepción del tercer álbum de la Doncella, después de “Gangland” viene y vendrá siempre “Hallowed be thy Name”.
No me suenan muchas rarezas de Scorpions, Dio o Accept. Desde 2009 EMI está reeditando toda la discografía de Saxon en Cds ampliados, pero la mayoría del nuevo material son tomas en directo o versiones alternativas en estudio de sus temas ya conocidos.
Y para el set-list de la gira de despedida de Judas Priest, tampoco creo que mucha gente solicite alguna de las nueve piezas inéditas que se incluyeron en las actualizaciones que Columbia Records publicó en 2001 de la discografía de los sumos sacerdotes desde “Sin After Sin” a “Painkiller”.
No es algo exclusivo del Heavy Metal. Material inédito de los Stones, por ejemplo, lo seguimos recibiendo con cuentagotas.
En 1997, Malcolm Young, su hermano Angus, Phil Rudd y Cliff Williams se hicieron eco de las peticiones de sus fans y de otra gente relacionada con la industria, ya fuesen cronistas o ejecutivos discográficos, y entregaron a su compañía Epic una serie de grabaciones destinadas a recordar, como si fuera necesario, la relevancia de la figura de Bon Scott, ofreciendo a sus millones de seguidores la posibilidad de disfrutar con material semidesconocido de la banda de las Antípodas.
El box - set se tituló “Bonfire”, en homenaje al desaparecido vocalista, que de joven siempre dijo que cuando se convirtiera en una estrella del rock, bautizaría de esa forma a su primer disco en solitario.
Tras esa preciosa imagen de la portada -naranja y negro, como el “For Those About to Rock” , de hecho el escorzo de los brazos de Bon Scott me recuerda al cañón-, la caja esconde cinco Cds con dos conciertos en directo, una remasterización de “Back in Black”, y una serie de rarezas que en realidad no lo son tanto, como más adelante comentaremos.
Se recibieron como agua de mayo, eso sí. En definitiva, se trataba de un racimo de canciones no publicadas oficialmente, y diecisiete años después podíamos escuchar material nuevo con la aguardentosa voz de Bon Scott, su especial acento, esa entonación que es el rock and roll en persona.
En 2009 disfrutamos de un segundo box – set, “Backtracks”, que sí incluía un cd de rarezas en toda regla, pertenecientes a todas las épocas del grupo, pero en “Bonfire” lo que predomina es el medio natural de AC/DC: el directo, ese despliegue de electricidad sobrehumana y ritmo sobre las tablas, suficientes como para que uno se gane la enemistad eterna del vecino de abajo. Estos Cds hay que escucharlos descalzo para no estropear el calzado, porque no paras de bailar desde el momento en que das al play.
El primer disco recoge una actuación de la banda para un programa de radio en los estudios Atlantic de New York en 1977. Ocho temas, seis ya conocidos en directo por formar parte del repertorio del clásico “If you Want Blood”, junto al “Live Wire” de “High Voltage”, y “Dog eat Dog”, de “Let there be Rock”.
Es escuchar al locutor de turno introducir a la banda, sentir a Bon tomando el micro y presentando el primer tema con ese acento que parece sonar siempre a cachondeo, y dejarse llevar por el ligero toque de los platillos de Phil Rudd y esos acordes de guitarra que nos van metiendo poco a poco en la canción, y sentir que te has reencontrado con unos viejos amigos que no te van a fallar.
“Problem Child” y su riff de precisión milimétrica, “The Jack” con toda la banda coreando como una pandilla de colegas en la barra de un bar, “Whole Lotta Rosie”, el affair de Bon Scott con “la mujer más grande y gorda del mundo, un Diablo de Tasmania de 305 libras de peso” (sic), el fundido de esta canción con la siguiente “Rocker”, en una toma que se alarga hasta los seis minutos… “If you Want Blood” es el álbum en vivo por excelencia de los AC/DC de Bon Scott, pero esta grabación para un programa de radio con público en New York City -¿qué hay que hacer para coincidir en tiempo y lugar con un acontecimiento así?- nos permite apreciar a unos AC/DC con un grado de pureza y una energía inigualables.
Los compactos 2 y 3 recogen el show completo de 1979 en Paris que se incluyó en la película “Let There be Rock”. Gracias a este doble Cd podemos disponer de todos los clásicos de los cuatro primeros Lps del grupo de los hermanos Young junto a varias piezas de “Highway to Hell”. Casi nada. En el dvd “No Bull” del 96, grabado en la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid, la banda incluyó canciones del mítico disco como “Girls Got Rhythm” y “Shot Down in Flames”, que sigue formando parte del set-list de AC/DC a día de hoy. Pero, de manera oficial, no habíamos disfrutado hasta este momento en audio de maravillas inmortales como “Highway to Hell” o la impresionante “Walk all Over You” en directo con la voz de Bon Scott.
“Walk all Over You”, mi canción favorita de los "eisidisi”, es de esos temas didácticos, que ahorran las palabras al reseñista. La ecuación parece sencilla: Una hilera de amplificadores Marshall, una Gibson SG y una Gretsch Firebird incansables, junto a la actitud rockera suficiente como para provocar un sunami. Parece sencillo pero no lo será tanto. Que se lo digan a bandas como Airbourne o los Cult de “Electric”.
Mención a un grupo que sí supo interiorizar y prolongar la pulsión rítmica, el beat de AC/DC: Sus compatriotas Rose Tattoo. Cuestión de tener sangre de canguro mezclada con bourbon y whisky escocés en las venas.
Obviando la novedad del repertorio, el concierto parisino distribuido en estos dos Cds es como para perder la cabeza. Para dudar si te piden que elijas entre este bombazo y tu pareja. Si la grabación de los estudios Atlantic maravilla por su frescura y su pureza, en esta ocasión los cinco músicos nos apabullan con un despliegue de facultades insuperable. Yo que sé quién podría toserles en aquella época, los Rolling Stones tal vez, los novedosos Van Halen de David Lee Roth, y muy pocos más.
Sólo hay que escuchar el comienzo de ambos conciertos, el de París y el de New York, que empiezan con el mismo tema: “Live Wire”. Mientras en la grabación para la radio en Estados Unidos los hermanos Young van pellizcando los acordes en una progresión de menos a más volumen, en la capital francesa se tiran a la yugular del respetable, que aúlla histérico creando un ambiente de ceremonia rockera excepcional, desde el primer segundo. En canciones como “Shot Down…”, con esos resbalones de los dedos de Angus por el mástil de su SG antes de atacar el solo, en el feeling crápula de “Sin City” con su intervalo donde el bajo de Cliff Williams toma el protagonismo, en los apoteósicos desarrollos eléctricos de “Rocker” o “Bad Boy Boogie”, la banda provoca que las líneas telefónicas de los servicios de urgencias se colapsen por los ataques de delirio que producen en el oyente. La hierba es verde. El agua de lluvia moja. Y AC/DC son el Rock & Roll.
El cuarto Cd, titulado “Volts”, contiene ocho canciones semi – inéditas junto a una toma de “It´s a Long way to the Top”, con la extraordinaria intervención de las gaitas dando la réplica a la guitarra de Angus, y otra de “Ride On”, el mejor medio tiempo que jamás han escrito, incluido en el “Dirty Deeds done Dirt Cheap”.
Las piezas “nuevas” son primeras tomas de canciones ya editadas, que en algunos casos conservan el título y en otras no, versiones alternativas de piezas tan conocidas como “Touch Too Much”, y una versión de Chuck Berry.
De esta forma, descubrimos que el embrión de “Whole Lotta Rosie” se llamó “Dirty Eyes”, que “Beatin´Around the Bush” comenzó siendo un esbozo en el cuaderno de notas de los hermanos Young denominado “Back Seat Confidential”, o que “Get it Hot” y la mencionada “Touch too Much” sufrieron una transformación completa desde su génesis hasta las ediciones definitivas. “Touch too Much” es una canción tan buena que la toma alternativa incluida en “Bonfire” no pasa de ser una curiosa anécdota, el momento más irrelevante de estas cinco horas de música.
La versión embrionaria de “Get it Hot” en cambio puede pasar. Para mí, “Get it Hot” siempre fue el tema más discreto de “Highway to Hell”, así que no me molesta especialmente descubrir su origen.
Otra de las rarezas, “She´s got Balls”, es una toma en directo alargada de la canción de igual título que escribió Bon Scott sobre su ex-mujer en 1975, y que se incluía en la versión australiana del “T.N.T.”. Llamativo el cabreo que parece tener el vocalista cuando la presenta, y que mantiene durante toda la interpretación.
Con el “School Days” de Chuck Berry vemos cómo todo encaja: Berry es el arquitecto de la canción, el creador del riff, y su influencia se extiende a cualquier rock&roller que hoy día se cuelgue una guitarra.
Sobre la inclusión remasterizada de “Back in Black” poco hay que decir. De hecho a día de hoy es posible que muchos tengáis en casa una versión en Cd posterior a ésta, de la serie “AC/DC Remasters” de 2003. Sólo que es otra ocasión de escuchar por enésima vez los siguientes capítulos gloriosos en la trayectoria de esta leyenda: “Hells Bells”, “Shoot to Thrill”, “You shook me all night long”, y aquella soberbia actualización del “Black Dog” de Led Zeppelin que fue “Shake a Leg”.
Para terminar, unos apuntes sobre el libreto. El box – set original contenía una serie de golosinas para los fans, como una púa con el logo de la banda o un poster desplegable. En la edición que yo tengo estos detalles han desaparecido, pero se conserva el estupendo libreto, lleno de fotos desconocidas, alguna de ellas impagable, como esa imagen de un preadolescente Bon Scott vestido de escocés con un trofeo deportivo en sus manos y gesto inocente; citas de los músicos y un ensayo del cronista experto en AC/DC Murray Engleheart, autor de la biografía “Hágase el Rock & Roll”, publicada en España el pasado mes de enero.
Entre las anécdotas que narra Engleheart, me ha gustado conocer el origen del nombre del cantante. Nacido Ronald Belford Scott en Escocia, su familia se mudó pronto a Perth (Australia). Sus nuevos compañeros de colegio le dijeron que ya podía ir abandonando esos aires y ese acento de pastor escocés si quería ser alguien en el nuevo entorno, y él, lejos de renunciar a sus raíces, escogió el apelativo de Bonnie Scott, que se puede traducir por “el escocés guapetón”. Con un par. Me lo imagino creciendo, dejando crecer sus melenas, empezando a beber y a fumar, y vacilando a todos los “Harry Potters” australianos de su escuela.
Sobre la canción “Let There be Rock”, se nos cuenta que el grupo la tenía compuesta y ensayada sin saber aún el título, y que al final de un ensayo los bafles comenzaron a arder por la electricidad generada por Angus y Malcolm. Su hermano mayor, el productor George Young, sugirió al ver el humo aquello de “Hágase el Rock”.
También descubrimos que durante sus primeros tours por Australia, los hoteles reservaban para Bon Scott habitaciones interiores dada su tendencia a saltar desde los balcones a la piscina, llevándose con él al agua el contenido del mueble bar, lámparas, sillas, televisores y lo que se terciara, y que en muchas ocasiones el grupo actuaba bajo la amenaza de que les cortaran la electricidad si Angus “hacía un calvo” a la audiencia. “Los calzoncillos con banderas –nos explica el ensayista- son un lujo que llegaría en el futuro”.
Y cuando Bon fallece y es reemplazado por el gran Brian Johnson, se nos recuerda que el propio Scott había presenciado una actuación años atrás de quien terminaría siendo su sucesor, y que había alabado ante los hermanos Young la furia con que Johnson cantaba en su grupo, Geordie. Brian Johnson admitiría posteriormente que ese día cantó así porque tenía un ataque de apendicitis.
Lo dicho, junto a “Backtracks” y las tomas en directo del “´74 Jailbreak”, “Bonfire” es el complemento a la discografía de un grupo más grande que la vida misma, una banda que no necesita presentación ni publicidad alguna pero de la que siempre es un placer hablar.
Felices fiestas a todos, brothers and sisters.
Bon Scott: Voz en Cds 1,2,3,4.
Brian Johnson: Voz en Cd 5.
Angus Young: Guitarra solista.
Malcolm Young: Guitarra rítmica.
Phil Rudd: Batería.
Cliff Williams: Bajo.