
01/ The Tide
02/ Configuration
No abandonamos todavía el ominoso cielo encapotado de la Suecia del primer tercio de los noventa y del pequeño municipio de Taby –donde conocimos a los entrañables ABSURD- damos un brinco a la provincia de Västmanland y más concretamente a orillas del lago Mälaren, donde se halla la mítica ciudad de Västerås (cuna de Dioses del Death Metal), pero dejémonos de clases de geografía y mierdas, para centrarnos en lo que nos toca hoy… Señoras y señores, con todos ustedes una de las mayores glorias que jamás parió la movida Death Metal sueca: Los legendarios e inigualables ABHOTH (Västerås, 1988-94).
Formados allá por la etapa paleolítica del género, primeramente bajo el nombre de Morbid Salvation Army, ABHOTH (nombre de uno de los dioses primigenios en la mitología cósmica del genio del horror gótico, H.P. Lovecraft) empezaron a destrozar cabezas muy lejos de donde por entonces se concentraba todo el mogollón de bandas de culto, apelotonadas en Estocolmo y sus suburbios. Eso, sin embargo, no les privó de evolucionar separadamente del resto y crearse una sólida base de seguidores que a día de hoy los sigue considerando una de las influencias básicas dentro del movimiento, y la verdad: Eso es algo instantáneamente palpable en su música, ya que pocas bandas pueden presumir de haberse destacado de sus coetaneos haciendo algo distinto. Quiero decir: Esto, señores, es Death sueco al 100%, pero no un clon vulgar, ni tan siquiera meritorio, de los híper-triturados ENTOMBED. ABHOTH suenan a ABHOTH y lo demás son historias.
Las cosas hay que situarlas en su debido contexto y a tales efectos, huelga decir que para cuando este imperdible ‘The Tide’, aterrizó entre los círculos más selectos del underground de la época, Jonas Stålhammar (jefe, a nivel creativo, de la banda en sus inicios) ya había abandonado sus filas para enrolarse en otras dos agrupaciones de entidad superior del calado de GOD MACABRE (antes MACABRE END) y los inimitables UTUMNO. Al punto, advertimos como también las raíces más Grind, así como crusteras, de sus primeros trabajos ya prácticamente habían desaparecido por completo de su estilo, dando origen a unas formas considerablemente más sofisticadas (a nivel compositivo) aunque no exentas del salvajismo necesario que exige esta bendita música, y es que si algo nos enseñaron ABHOTH, con el presente siete pulgadas, ‘The Tide’, es que por más que uno tan sólo haya editado un trabajo oficial durante toda su trayectoria –y no precisamente un álbum, cosa que da más margen a la opinión- a menudo es posible sobrevivir en el imaginario colectivo de la gente cuando se ha ofrecido aquello que ofrecieron estos tipos. Dueña de un estilo sobrio, robusto y rancio hasta el extremo, la música de ABHOTH se preserva fresca, desafiante y orgullosa muy a pesar de las ingentes toneladas de polvo que se acumulan sobre sus anchos hombros, pero eso, poco importa al deathead de pura cepa que atónito, asiste con la boca desencajada al dantesco espectáculo de escuchar, una vez tras otra, este abominable par de aberraciones sónicas, cada vez que pincha este single. ABHOTH son patrimonio colectivo de la comunidad Death Metal y punto pelota.
Editado por el tristemente olvidado sello galo, Corpse Grinder Records (DISSECTION, MACABRE END, CEREMONIAL OATH, ACHERON…), ‘The Tide’ vio la luz en el año de 1992 cuando ya casi todo el pescado estaba vendido. Por aquel entonces, ya casi todos los gigantes del género andaban por ahí con dos álbumes a la espalda (algunos como TIAMAT, incluso con tres), pero aunque tarde, Kristensen y el resto de pollos que consiguió reunir (ojo al surfero, si véis por ahí alguna foto!) dejaron su eco para lo posteridad bajo la forma de un amenazante siete pulgadas, donde un pobre insensato es vorazmente mordisqueado por dos afanosos esqueletos, muy en la onda de la iconografía del tiempo y en plena sintonía con los gustos de los que, como yo, disfrutan como enanos con la asquerosidad y el brutalismo más extremos, siempre –claro está- en términos artísticos y creo que aclarar más el argumento es innecesario.
Lejos ya del infernal sonido de cafetera de joyas pretéritas como su primera grabación ‘A Matter of Splatter’ o el de su legendaria cassette ‘Forever to Be Vanished There In’ (donde se hallan sus mejores temas), los dos cortes que integran este single se muestran ostensiblemente más elaborados que sus predecesores, aunque no por eso menos directos, crudos y suculentamente truculentos. En este sentido, ABHOTH no pueden ser acusados de no rendir culto a la sordidez más extrema, mediante este trabajo, y buena prueba de ello reside en el tema que da título al disco y que abre fuego por la cara-A.
‘The Tide’ enciende los motores en un plan brutote que ni os cuento, pero pronto observamos como la banda se frena, muy notablemente, para trabajar más la atmósfera y no tirar por la vía fácil, zumbando a toda leche como hacen la gran mayoría de grupos que no saben tocar sin no es a 300 Km/h. La concatenación de unas secciones con otras no es exactamente prodigiosa, pero indudablemente nos demuestra a unos ABHOTH muy puestos en faena (las guitarras son más que notables) y ya claramente en vías de lo que sería el sonido predominante, más trabajado, en su postrera demo de 1994, ‘Divine Orphan’. La solemne y machacona sección con la que cierra el tema (03:56) hace avecinarse algo poco halagüeño y grotesco, y efectivamente, estamos en lo cierto. Lo estamos, porque aquello que se nos aproxima es nada menos que ‘Configuration’ que, muy en la onda del primer corte, abre a toda máquina, para sosegarse (por decir algo) sobre la mitad y volver a atizarnos en su tercio final. Nuevamente, las guitarras –y todo en general- rayan en lo que un enfermo terminal del Death Metal entiende como ‘la perfección’ y la verdad, poco más resta decir sobre la capacidad de la banda para oprimir los tímpanos del más pintado; ABHOTH nacieron y murieron siendo unos jefazos.
Un aspecto del trabajo que podría someterse a debate es el relativo a las cuestiones de sonido y tal, pero vuelvo a repetirlo una vez más: Seguramente no era fácil del todo para unos granujientos jovencitos de Västerås, el hecho de desplazarse a la capital y pagarse una producción con el tío Tom. Tanto por tanto, el single fue grabado en los Skyline de Petr Rosenbach y poco más hay que objetar; El sonido es denso y extremadamente saturado, porqué no decirlo: a veces crispante, pero tal vez que la música condensa lo mejor de aquella época, uno se pasa por el forrete el hecho y tira millas exclamando: Qué grande es el Death Metal, coño!
Aquí y ahora, además de valorar cuestiones puramente musicales, lo que vamos a hacer es tener en cuenta el valor y la trascendencia de un ítem que se antoja absolutamente imprescindible para entender una actitud, un estilo y en definitiva un movimiento cultural en un momento determinado de la historia de un país, que hizo mutar fatalmente a un género que jamás volvió a ser el mismo.
Jörgen Kristensen: Guitarra
Mats Blückert: Batería
Anders Ekman: Voz
Anfinn Skuldevold: Guitarra
Dag Nesbö: Bajo