Abattoir - The Only Safe Place

Enviado por Witchfyre el Vie, 23/07/2021 - 01:58
Abattoir

En los tiempos en los que el vinilo tocó fondo a finales de los 90 y principios de los 2000, Abattoir se convirtieron, junto a otras leyendas como Exciter o Razor (en realidad, casi cualquier cosa que hubiera salido bajo el amparo del noble “círculo negro”), en carne de rastrillo y no resultaba complicado encontrar sus LP's a precios que hoy resultan totalmente irrisorios. Por un lado, no puedo más que alegrarme de que el vinilo haya resurgido de sus cenizas estableciendo un mercado estable con sellos editando y reeditando material casi a diario. No resulta complicado hacerse hoy día con novedades fresquitas en LP para todos aquellos que tengamos preferencia por dicho formato (salvo en los casos de algunos sellos concretos que parecen querer mantener cierta exclusividad). Por otro, lamento profundamente el negocio especulativo que se ha generado en torno al comercio de segunda mano, con precios cada vez más desorbitados y fuera del alcance de aquellos que no nos dejamos poseer por el demonio completista que habita en nuestro interior. No os podéis imaginar lo satisfecho que te podías sentir 20 años atrás saliendo de un mercadillo con, por dar un ejemplo personal y preciso, unos Violence & Force, Unveiling the Wicked y Executioner's Song por un total de 4€... Algo así es hoy impensable.

Abattoir llegaron a mis manos en una de esas incursiones, pero no fue a través de The Only Safe Place, si no con su libidinoso debut Vicious Attack. ¿Por qué no empezar por ahí entonces? Pues simple y llanamente porque me gusta más este. Yo, que soy un pelín tocapelotas, siempre he sentido cierta preferencia por esos lanzamientos un poco más maduros, técnicos y melódicos en los que se veía a la banda ya hecha y bien trabajada. Y Vicious Attack, aunque tiene su punto con su rápido zarpazo de speed metal básico y despiadado, nunca me ha convencido como sí lo hace un The Only Safe Place mucho más diverso y asentado.

Como en la mayoría de estos casos, pierde frescura e ímpetu juvenil sobre su predecesor, que duda cabe. Pero lo que pierde por ahí, lo gana en técnica, producción, versatilidad y perdurabilidad. Domesticado para algunos, sofisticado para otros, piensa en esos Remnants of War, Digital Dictator, The Second Coming, Breaking Point, Unstoppable Force... que suponían un salto de calidad considerable desde sus primeras ofertas. Ahora ya la cuestión estriba en las preferencias de cada uno. Si te van esos bofetones de furia y velocidad en apenas media horita de speed metal sin compasión, prueba con Vicious Attack, hace honor a su título. ¿Eres, en cambio, un sibarita de morro fino y olfato exquisito? Sigue con The Only Safe Place y luego me cuentas...

Comienzo de manual, intro de inspiración clásica, con mucho de las históricas The Hellion y Without Warning, Beyond the Altar deja claro desde un primer momento lo mucho que ha mejorado Mark Caro desde el debut. Muy meritorio es su trabajo y el del reciente fichaje, Danny Oliverio, en el departamento guitarrero a lo largo de todo el álbum. Toneladas de riffs bien potentes y memorables, solos bien ejecutados y pegadizos... palpable crecimiento desde el ataque “motörheadiano" de Vicious Attack solo un año antes. A Beyond the Altar le siguen tres buenos pepinazos como Bring on the Damned, The Only Safe Place y Nothing Sacred, mis favoritas de todo el álbum... Hay que ser muy capullo para esconder tus mejores armas y, por supuesto, Mark Caro y los suyos no lo son. Tralla, desenfreno, melodía y energía desde un primer momento. Algo a medio camino entre unos Anthrax, Megadeth, Metal Church, Exciter y Armored Saint... oye, que estamos a golpe de 1986, sólo hay que ver qué andaba haciendo esta gente a esas alturas.

Aparece también un Mike Towers, recién llegado de Heretic, con un tono perfecto para esta amalgama de heavy, speed y thrash metal. Con cierto parecido a Belladona, Bush y David White, parece como si su procedencia lo delatara (no se le conoce grabación con ellos) y me acaba sonando en más de una ocasión muy cerca del propio Mike Howe. Creo que vais captando la onda, ¿no? Por si fuera poco, en algún momento, por aquí pasaron también los Agent Steel Juan García y John Cyriis y, una vez sepultadas ambas formaciones, se fusionaron en Evildead, poca broma...

Después de la traca inicial, Hammer of the Gods se me hace muy próxima a lo que Megadeth estaban haciendo en ese mismo momento (Peace Sells... saldría sólo un mes más tarde) y, para contra, me demuestra que estos tíos se mueven mucho mejor combinando potencia y melodía en lugar de meterse de lleno en territorios thrash. Algo que recuperan de forma pelín discreta con Back to Hell al darle la vuelta al disco, lo menos destacado del álbum en este tramo central. Sin embargo, desde una cojonuda Temptations of the Flesh, que parece sacada del Breaking Point y en la que Mark Caro echa fuego, hasta el final, ya no tendremos ni un momento de desperdicio. Unas Under My Skin, S.B.D. (Feel the Fire) y Night of the Knife, que rivalizan con la tripleta inicial, cierran una segunda mitad que en nada desmerece a la primera. Más velocidad, más estribillos quedones, buenos solos, coros pandilleros y una producción bastante resultona... buen y potente heavy metal, en definitiva.

He ido soltando o insinuando nombres a lo largo de la reseña (Agent Steel, Megadeth, Evildead, Metal Church, Helstar, Vicious Rumors, Heretic, Attacker, Armored Saint, Judas Priest...) con ánimo de que os fueseis haciendo una idea de lo que representa The Only Safe Place, un buen compendio de lo que era el heavy metal de la Costa Oeste a mediados de los 80. Otro eslabón entre el heavy y el thrash, que tuvo tan poca suerte como aquellos con los que compartió nicho. Como siempre he dicho, demasiado heavies para los “glammies” y demasiado melódicos para los thrashers. No es el Breaking Point de Heretic, pero tampoco le anda tan lejos. Cuatro cuernos justos, ni para ti ni para mí, multiplicados por dos, un 8.

8/10

- Mike Towers: voces
- Danny Oliverio: guitarras
- Mark Caro: guitarras
- Mel Sanchez: bajo
- Danny Anaya: batería

Sello
Combat Records