
01. Sorrow's Impetus
02. Raven's Eye View
03. Summertide's Approach
04. Thunder's Cannonade
05. Starfire's Memory
06. Delay's Progression
El gusto por eso que llaman excentricidad, la firme convicción de que innovar o adquirir una identidad propia pasa por desafiar los cánones establecidos y proponer ideas cuya simple expresión tienda a provocar sorpresa e impresión... Al margen de la admiración o grado de valoración que puedan suscitar, cada vez son más las bandas que van emergiendo de los fangos de la experimentación. Por un lado, siempre que sean dignos merecedores de dicha atribución, estos proyectos nos ofrecen la posibilidad de destapar nuestros oídos de lo común y previsible, permitiéndonos buscar la experimentación de nuevas sensaciones y satisfacer la innata curiosidad que frecuentemente surge cuando nos preguntamos acerca de la existencia de límites atribuibles a nuestra concepción de esa música que tanto nos engancha, apasiona y hace la vida un poco más fácil. Por otro lado, en caso de que nos resulten carentes de todo interés, es precisamente esa excentricidad definitoria la que nos facilita fabricar un discurso peyorativo hacia dichas propuestas. No obstante, sea cual sea la percepción de unos y otros, es innegable que efectivamente existen bandas cuya creatividad y calidad difícilmente pueden ponerse en entredicho, al margen de la mayor o menor proximidad emocional a la que uno se sienta con respecto a su obra.
¿Y a santo de qué puede venir este sermón? Precisamente, a tenor de lo expuesto, la banda con la que tratamos en esta ocasión es un buen exponente de lo que podría significar un proyecto único, abarcador, ambicioso y profundamente conmovedor, en contraposición a las consideraciones que puedan hacer aquellos que no comulguen con sus delirantes y bohemias pretensiones. Y es que, si bien podemos estar seguros que no pilla de nuevas a todos los buenos seguidores de cualquier rareza surgida del averno, tengo el enorme placer de presentar a A Forest of Stars y al que, según mi opinión y aún costando decidirme, es su álbum más especial: Opportunistic Thieves of Spring.
No es fácil definir en pocas palabras las particularidades de A Forest of Stars; no solo porque estilísticamente realizan una propuesta notablemente fuera de lo común, sino porque toda su obra transciende el plano meramente musical. La intención de estos ingleses, provenientes de Leeds, implica la creación de toda una identidad ficticia que impregna y confiere forma y sentido a su música; es decir, su concepción del proyecto adquiere una dimensión integral, en el que música, interpretación y escenificación van estrechamente de la mano. Esto es precisamente lo que ayuda a que todo lo que hacen sea eminentemente propio y señal de identidad exclusiva firmada con tinta indeleble.
Para empezar, estos tipos se autodefinen como miembros de una supuesta sociedad secreta de la época victoriana, en el Reino Unido del siglo XIX; más concretamente, en el disco que nos ocupa, se sitúan en el invierno de 1889 (¿se puede ser más concreto?). De esta forma, no dudan en soportar su propuesta sobre los pilares de un periodo histórico complejo para su país de origen, en el que la posición de hegemonía económica a nivel mundial y el grueso velo de aparentes y estrictos preceptos morales se sostenían sobre otra realidad bien diferente. Toda una oda a la pecaminosa cultura del opio y su papel transversal sobre la alta sociedad inglesa; ese opio que actuaba como medio de evasión de las asfixiantes convenciones sociales de la época y que en la actualidad nos fomenta esa percepción particular de dicho periodo, siempre recubierto de un halo de misterio más que interesante. Esta circunstancia, interesantemente aprovechada por estos tipos, se convierte en el epicentro temático de A Forest of Stars, sin caer en el terreno de la simple narración histórica, sino más bien representando contextos de corte bohemio, en cierto modo estereotipados, pero cargados de sufrimiento y oscuridad; siempre coherentes con la típica representación mental con la que solemos imaginarnos un salón de ocio inglés decimonónico, en el que las nubes opiáceas y debates transcendentales generan una angustia existencial, tan propia de quienes podían dar rienda suelta a sus pensamientos y divagaciones por aquellos años.
Aún reconociendo que toda su obra brilla con luz propia, Opportunistic Thieves of Spring ocupa un lugar especial entre sus producciones. Se podría decir que representa un punto y seguido, el colofón de un planteamiento auténticamente original que comenzó con su primer álbum (The Corpse of Rebirth) y que culmina con este trabajo, de mayor riqueza compositiva y diversidad de matices que el anterior; posteriormente, sus caminos de inspiración les han llevado hacia delirios más progresivos y complejos, de enorme factura también, pero diferentes y, sobre todo, menos exclusivos. Pero... ¿cómo podríamos describir la música del Opportunistic Thieves of Spring? En términos muy generales, podríamos decir que la materia prima es un black metal ambiental, más o menos palpable por pasajes. La estructura de los temas tiende a ser sencilla, a pesar del largo desarrollo de muchos de ellos, por momentos monótonos y con unas voces desesperadamente agónicas, concordantes con unas letras complejas y evocadoras de odio, ira o desolación.
Si bien son frecuentemente definidos como “black metal psicodélico”, realmente no nos encontramos con un sonido que podamos relacionar tan fielmente al metal extremo de tendencias astrales, como podría ocurrir con otras bandas similarmente etiquetadas (Oranssi Pazuzu, por ejemplo). Más bien nos situamos ante un fiel reflejo de estados de ánimo que destilan agresividad y desesperación por partes iguales que, combinados con pasajes de experimentación psicodélica, matices progresivos, pinceladas folk y una enorme carga interpretativa por parte de las voces, nos dibujan una propuesta más diversa de lo que cabría esperar, transcendiendo estilos y mostrando un amplio espectro de influencias.
Ya desde el comienzo, Sorrow's Impetus aparece de manera apabullante, creando una atmósfera de agonía y locura excelentemente promovida por la magistral interpretación de “Mister Curse”. La sensación que nos envuelve es similar a la de una caída constante hacia el abismo, la cual se ve acrecentada en aquellos pasajes en los que Katheryne (conocida por su breve paso por My Dying Bride) ejecuta unas tétricas escalas al violín. Sobrecogedoras evocaciones que se ven extrañamente interrumpidas por un exótico pasaje de tintes orientales, en el que la bella melodía del violín genera extrañas sensaciones de disparidad. En su conjunto, el transcurso del corte alterna pasajes bien diferenciados y que parecen estar estrechamente condicionados por la labor vocal; fragmentos de naturaleza diversa, pero que entroncan unos con otros a la perfección, dentro del mismo hilo conductor y sin pretensiones de virtuosismo.
Una dulce introducción, protagonizada por el misterioso sonido del mbira nyunga, instrumento africano de especial arraigo en Zimbabue (concretamente en el pueblo Shona) y ejecutado por Katheryne, supone el comienzo de Raven's Eye View. Ese inicio nos transporta directamente hacia una ensoñación burbujeante y etérea que nos conduce hacia un tema muy experimental. A través de cambios bruscos, la composición transcurre a través de fragmentos de consistencia monótona, en el que el trabajo acompañante de la flauta (nuevamente ejecutada por la polifacética Katheryne) crea un halo de misterio, oscuridad y exotismo muy conseguido. Asimismo, la percusión introduce partes menos ortodoxas, que nos ayudan a ventilar el ambiente denso y enrarecido que generan esos pasajes de consistencia más black.
Summertide's Approach hace aparición a ritmo de música de salón. Piano y violín crean el escenario de partida sobre el que transcurrirá la interpretación de uno de los temas largos del plástico. Especialmente reseñable la labor de “The Gentleman” al piano en esos pequeños fragmentos, a modo de interludios. Se trata de un tema especialmente uniforme y, por ello, quizá no tan disfrutable para aquellos seguidores del periodo más progresivo/vanguardista de la banda; no obstante, creo que es un tema a paladear como se merece para aquellos que gustamos de dejarnos envolver por atmósferas instrumentales como las aquí mostradas. Al igual que ocurría en el primer corte, se puede apreciar que, dentro de las evidentes alternancias, unos pasajes y otros concuerdan a la perfección, dentro de la misma lógica.
¿Y qué decir de Thunder's Cannonade? Colosal labor de Katheryne a la cuerda frotada; larga, bella y apesadumbrada introducción, solo apta para ser escuchada con atención, apreciando sus matices y sin más quehaceres que el dejarse embriagar por los preciosos armónicos emitidos con suave relajación. Muy en contraste, tenemos a las terroríficas disonancias (5:01-...) protagonizadas por el mismo instrumento, o ese profundo y melancólico acompañamiento (6:03-...) que elevan por todo lo alto la contribución de “Queen of the Gods” (sobrenombre que recibe esta componente en el marco de excentricidad creado por la banda). Llegados a este punto, es el turno de Starfire's Memory, uno de los temas probablemente menos accesibles por su tendencia minimalista. La contraposición (ya vista en anteriores temas) entre agitación y calma se ve manifestada a través de sus más elementales expresiones; el silencio y la estridencia en su más absoluta pureza. Con este corte, A Forest of Stars entran en terrenos de experimentación poco comunes, muy alejados de su tendencia futura. Como punto de originalidad tenemos la inclusión de voces femeninas, mucho más presentes en otros trabajos de la banda y siempre incluidas de forma acertada.
Finalmente, si pensábamos que todo lo escuchado rebosaba extravagancia a raudales, resulta más que interesante detenerse en la última y más extensa composición. Delay's Progression pone la guinda con un pesado y apoteósico final que merece la pena saborear dándole las oportunidades que se requieran. Iniciada con una larga introducción en la que el teclado crea un escenario frío y lluvioso, la inspirada relajación se ve enérgicamente interrumpida por unos pesados acordes que dan la entrada a la que quizá sea una de las partes más experimentales del álbum (y quizá de toda su carrera). Combinando épicas melodías a las cuerdas, sofocantes desgañitamientos y voces sintéticas (Casi robóticas), el corte nos ofrece todo un océano de texturas diferentes que culminan la obra de manera magistral, dignificando con creces las cualidades mostradas y la profundidad subyacente a la elaboración de un trabajo como este.
Como ya habrán podido notar, Opportunistic Thieves of Spring no es una obra fácil; muy al contrario, se sitúa como uno de los episodios más peculiares y extravagantes de una banda que se gusta en terrenos difíciles y experimentales. Su disfrute requiere de una intensa degustación, atención a matices y una especial debilidad por lo no convencional. Con todo ello, difícil es que estos ingleses pasen desapercibidos.
Cinco cuernos, sin dudarlo, para A Forest of Stars y su Opportunistic Thieves of Spring.
Mr John "The Resurrectionist" Bishop: Batería y percusión.
"The Gentleman": Teclados, piano y percusión.
"Mister Curse": Voz, letras.
Katheryne "Queen of the Gods": Voz, violín, flauta, mbira nyunga.
Mr. T.S. Kettleburner: Voz, guitarra y bajo.
Colaboraciones:
Mr. Titus Lungbutter: Arpa de boca.
Miss Charly Hellier: Voz secundaria y acordeón.
Mr. Robert Hobson: Guitarra acústica y voz secundaria.